Pedro Évora, primer presidente de Cofarte (1965-1973) |
“Los que tuvieron el mérito y el empuje, no fueron los directivos sino los cooperadores. Era una cosa nuestra, la considerábamos algo propio y esto dio lugar a la cooperativa que es hoy”
- Háblanos de los orígenes, Pedro…
Cofarte se creó porque la gente joven licenciada que llegábamos nos encontrábamos con un problema: no podíamos hacernos socios del Centro Farmacéutico ya que no había ampliación de capital. Recuerden que en aquel momento había tres mayoristas: Inocencio Ayala, Palarea y el Centro Farmacéutico.Llegó un momento en que este grupo de gente nueva era ya grande, unos treinta y pico, y decidimos hablar con Palarea que estaba tramitando la venta del depósito y llegamos a un acuerdo para montar una cooperativa.
Por supuesto, antes de eso, visitamos a todos los compañeros y les explicábamos nuestro propósito escuchando también sus ideas y opiniones. Con unos muy bien, pero los farmacéuticos mayores decían que íbamos a tropezar con muchas dificultades. Eso sí, a los mayores que nos ayudaron, les estábamos muy agradecidos porque la mayoría éramos chavales y quisimos reforzar la primera junta con gente un poco mayor: Pepe Acosta, Vicente Perales y José González Palenzuela. También estábamos Ignacio Martín, Bernardo Bencomo, Diego Mota, Matías Llabrés, Araceli González Álvarez, José Pérez y Pérez y el Gerente fue Carlos Martín, hermano de Ignacio. Además hubo conversaciones previas con Cofarca, para informar de la formación de la cooperativa.
A veces cuando estábamos muy apurados en el despacho de los pedidos, los socios jóvenes de la Cooperativa íbamos a despachar también.
Finalmente formamos la cooperativa en La Salle, pensando en los treinta y pico o cuarenta socios que la formábamos y teníamos inicialmente no sé si cuatro o cinco empleados en el almacén, en la administración había dos hermanas y también estaba el gerente. A veces cuando estábamos muy apurados en el despacho de los pedidos, los socios jóvenes de la Cooperativa íbamos a despachar también.
En aquella época, prácticamente no había tráfico. Los camiones paraban y descargaban sin problema. Eran pedidos pequeñísimos, calculábamos más o menos lo que íbamos a necesitar entre todos los socios para hacer el pedido a los laboratorios, la verdad es que nunca hubo problemas con ello. Incluso, pedimos un préstamo al Banco Santander y nos pidieron un aval, que nos avaló ACOFAR.
Las reuniones de la Junta las hacíamos en el café “La Villa”. Allí nos reuníamos los cuatro o cinco de la Junta de Gobierno porque no teníamos un sitio privado en la cooperativa.
El local servía para todo, depósito, administración, etc. En una ocasión, a los dos o tres meses de tenerla creada, nos llamaron diciendo que se estaba quemando y salimos todos corriendo para la cooperativa. Alguien había entrado y cogido la caja fuerte que era de madera y se la habían llevado al garaje para abrirla. Como no había luz en esa zona, quemaron papeles para poder ver. En la caja sólo había efectos bancarios y letras de cambio, todo quedó en un susto.
- En el año 1966, al año siguiente de tu comienzo se facturaron 61 millones de pesetas. En el 2014 se han facturado 203 millones de euros (33.000 millones de pesetas) y es una de las tres primeras empresas de canarias. ¿Alguna vez lo imaginaste?
De ninguna manera, jamás pensamos en llegar hasta donde estamos hoy en día. Vamos, ni soñarlo. En aquel entonces había ciertos problemas relacionados con el Centro Farmacéutico y poco a poco fue aumentando el número de asociados. Creo que fue en el periodo de mi presidencia cuando se compró un solar de la calle Quevedo. Constituimos una comunidad de propietarios y casi todos los farmacéuticos compramos una vivienda y la cooperativa se quedó con los locales comerciales. La gente joven que llegaba se iba metiendo en la Cooperativa porque era prácticamente su única posibilidad, aunque en nuestro periodo se creó también Francisco Menéndez (pequeño distribuidor que fue el que más duró).El sistema cooperativo, tanto en aquel entonces como hoy, tiene muchísimas ventajas. Ya lo dije en 2006 cuando me hicieron “Presidente de Honor”: los que tuvieron el mérito y el empuje, no fueron los directivos sino los cooperadores. Era una cosa nuestra, la considerábamos algo propio y esto dio lugar a la cooperativa que es hoy.
La gente joven que llegaba se iba metiendo en la Cooperativa porque era prácticamente su única posibilidad
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