"Con el primer sueldo en Cofarte me compré mi primer reloj", Gabriel Arbelo, antiguo empleado ~ Cooperativa Farmacéutica de Tenerife

martes, 23 de junio de 2015

"Con el primer sueldo en Cofarte me compré mi primer reloj", Gabriel Arbelo, antiguo empleado

Seguimos nuestra serie de entrevistas a antiguos empleados y empleadas de Cofarte para recrear la historia de estos 50 años que cumplimos. En esta ocasión, tenemos el gran placer de hablar con Gabriel Arbelo Díaz, que se unió a la Cooperativa en 1967.

Cofarte entrevista 50 aniversario
Gabriel Arbelo Díaz, antiguo empleado de la cooperativa

“Cuando firmé la desvinculación, me sentí como un divorcio, no sé, cómo una despedida, ha sido en la única empresa en la que he estado.”

Pregunta. Gabriel, ¿a qué edad comenzaste en Cofarte y en qué año fue? 


Respuesta. Comencé en Cofarte con 16 años, en el 67. Fue casi al comienzo de su constitución y entré aquí para tramitar las recetas del seguro, que por entonces no las hacía el Colegio.

En esa época estaban en la Junta Don Pedro Évora, don Bernardo Bencomo, don Diego Mota, don José Acosta y doña Araceli González y de mis compañeros de entoces guardo un gran cariño a Pedro Romero a quien considero una gran persona, a Melchor, Miguel Ángel…Fue precisamente Pedro quien me habló de Cofarte por primera vez.

Si aún no lo conoces, Pedro Romero también nos contó su experiencia en nuestra Cooperativa. AQUÍ

De los años en La Salle recuerdo especialmente el buen ambiente de unos, prácticamente, niños que trabajábamos como auténticos compañeros. Les puedo contar que algunas veces si a alguno nos faltaba algún durillo para un bocadillo, nos lo prestábamos haciendo una recolecta. Llegamos hasta a eso, sí.

P. ¿De cuánto eran los primeros sueldos que cobraban en el entonces? 

R. Pues, 1000 o 1500 pesetas, y con eso me compré mi primer reloj.

P. ¿Qué cambio has notado en tu trabajo en la cooperativa? 

R. Desde que el Colegio asumió el tema de las recetas, hace años, yo pasé al departamento de canjes donde he estado hasta mi jubilación. Y el mayor cambio lo ha producido, sin duda, la informática. Antes, para dar de vuelta un medicamento era una odisea, cosa que hoy, con los adelantos informáticos, es un trámite más.

P. ¿Llegaste algún día a pensar el tamaño que a alcanzado la cooperativa? 

R. Que va, éramos un cuchitril con los 18-20 empleados, recuerdo que nos iban a ayudar hasta los farmacéuticos como don Cándido Manuel y don Gonzalo Coello a abrir las cajas. Porque en esa época las cajas de los laboratorios no eran de cartón sino de madera y había que abrirlas con una “patacabra”.

P. ¿Crees que se sigue manteniendo el espíritu de aquella cooperativa? ¿Qué dirías a una persona joven que se incorpora a este equipo? 

R. Yo creo que sí por parte de la empresa y por el personal que, salvando algunas diferencias inevitables, está muy involucrado. Hasta donde yo conozco, para mí es un equipo buenísimo y no estoy echando flores a nadie, pero es que es así. A las nuevas incorporaciones, que sean honrados y que luchen por esta empresa. Para mí, cuando firmé la desvinculación, me sentí como un divorcio, no sé, cómo una despedida, ha sido en la única empresa en la que he estado.

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